A finales del siglo XVIII, los mineros del cobre descubrieron una enorme piedra que identificaron como una esmeralda. Estos mineros trabajaron en los Urales, en Kazajstán. Además, se enviaron muestras de este magnífico cristal de un increíble color verde a Moscú para su examen. Pero resultó que los cristales presentados eran demasiado blandos, tenían una dureza de 5 en la escala de Mohs, a diferencia de la esmeralda que tiene una dureza de 8.
Esto contradecía los hallazgos del mineralogista alemán Moritz Rudolph Ferber, el primero en estudiar este cristal y quien lo validó como esmeralda. De hecho, fue el mineralogista francés René Just Haüy quien, en 1797, demostró que este mineral no era una esmeralda. Así, determinó que este extraño mineral procedente de Kazajstán era un nuevo descubrimiento para la ciencia. Por eso la llamó “dioptasa”, debido a su significado en griego, a saber, “dia” que significa “a través” y “optazo” que significa “veo”. De hecho, esto está relacionado con el hecho de que es posible ver los planos de escisión a través de estos cristales. Este eminente mineralogista Haüy llegó a ser profesor de mineralogía en el Museo Nacional de Historia Natural y fundador del Museo Mineralógico.
La dioptasa consta de cristales prismáticos que suelen ser transparentes o translúcidos. El brillo de la dioptasa es bastante vítreo. Tiene un color que va desde el verde esmeralda hasta el azul verdoso oscuro. Su dureza es 5 en la escala de Mohs, lo que la convierte en una piedra relativamente frágil. La dioptasa pertenece a la gran familia de los silicatos. Es un silicato de cobre hidratado. Tiene un sistema cristalino romboédrico.
Antiguamente, este mineral se llamaba “esmeralda de cobre” y se creía que aportaba riqueza y abundancia. De hecho, desde la antigüedad, esta piedra se confundía con la esmeralda por su color y brillo. También se la llamó “esmeralda medicinal” por su contenido de cobre. Se habrían preparado ungüentos gracias a sus propiedades fungicidas.
Debido a su fragilidad, esta piedra rara vez se utiliza en joyería. Esta dioptasa facetada es muy popular entre los coleccionistas. Su color intenso y su brillo particular lo hacen muy popular entre los amantes de la mineralogía. Es un mineral muy extendido, donde existen depósitos de cobre.
Los principales yacimientos se encuentran en Namibia, Australia, Canadá, China, etc.
En Litoterapia, la dioptasa es una piedra de apoyo y resiliencia. Permite a las personas que han sufrido un trauma en su infancia o en el pasado reconstruirse. Además, proporciona fuerza mental que da coraje para afrontar situaciones especialmente difíciles y, sobre todo, para superarlas.
Esta piedra facilita la introspección y pone palabras al dolor enterrado. Fomenta la liberación del habla, lo que a menudo conduce a la curación. Ayuda a luchar contra la tristeza, la desesperación y devuelve la esperanza en la vida.
La dioptasa es ideal en caso de ruptura, porque te da ganas de seguir adelante y seguir adelante. Lucha eficazmente contra el sufrimiento provocado por el desamor. Desarrolla optimismo y relaciones amistosas de calidad. Así, te permite volver a creer en el amor verdadero y aceptar conocer gente nueva.
Además, esta piedra es ideal para provocar el perdón, calmar la ira y quitar los celos. Puede llegar incluso a purificar la mente y ahuyentar la ansiedad y la desconfianza. Así, recupera la confianza en uno mismo, en los demás y en la vida en general. Puede ser, pues, la piedra a llevar en los nuevos comienzos, ya sean sentimentales, familiares o profesionales.