Colección: Anfíbol

“Los anfíboles son en realidad una familia de minerales, silicatos de hierro, calcio o magnesio.

Hay tres tipos de anfíboles ampliamente distribuidos en la naturaleza: anfíboles ferromagnésicos, anfíboles cálcicos y anfíboles de sodio. Estos anfíboles normalmente son de color oscuro, pero pueden variar del blanco al negro. En realidad, se trata de minerales pesados. Se encuentran en la constitución de rocas magmáticas y metamórficas.

Como recordatorio, las rocas ígneas se forman cuando el magma se enfría y solidifica. Las rocas metamórficas se forman durante la transformación de rocas sedimentarias o magmáticas a estado sólido.

Los anfíboles fueron identificados por René Just Haüy en 1797. El abad René Just Haüy fue un mineralogista francés nacido en 1743 y fallecido en 1822. Fue cofundador con JB Romé de l'Isle de la cristalografía geométrica y la gemología. La etimología de la palabra anfíbol se remonta al griego antiguo, “amphibolos” que se traduce como “ambiguo”.

Los anfíboles aparecen en forma de agregados circulares o fibrosos. Tienen una dureza de 6 en la escala de Mohs. A modo de comparación, el diamante tiene una dureza de 10 en esta misma escala (la más alta). Los anfíboles se caracterizan por la presencia de agua en su constitución.

La anfibolita, que contiene anfíboles y plagioclasa, fue descubierta y explotada en los Alpes del Sur desde principios del Neolítico hasta el V milenio antes de Cristo. Durante tres milenios, se utilizó para fabricar largas hojas de hacha, que se encontraban en toda Europa occidental, desde los Pirineos hasta Escocia, Irlanda y Dinamarca.

No existen leyendas ni mitos asociados a esta piedra, que suele ser negra.

Los principales depósitos de anfíboles se encuentran en Brasil, Madagascar, etc.

En Litoterapia, el anfíbol es la piedra del momento. Estimula a su portador a apreciar el momento presente y avanzar en la vida, sin mirar atrás, mientras se orienta hacia el futuro. Te dan ganas de hacer planes y reconciliarte con la energía de la vida. Es una piedra que te permite encontrar la motivación.

Esta piedra, a menudo de color negro, anima a su portador a aceptarse tal como es, a vivir bien en el cuerpo y en la mente. Encuentra la serenidad y logra escapar del miedo visceral al sufrimiento, especialmente durante las relaciones románticas. Por fin podrá ser consciente de su poder de seducción y utilizarlo de forma armoniosa. Aprende a preservarse en sus relaciones con los demás.

El anfíbol engendra un espíritu competitivo sin aplastar a quienes lo rodean. De hecho, convierte cada herida de la vida en una lección personal. Su portador podrá entonces sacar conclusiones que le permitirán poner las cosas en perspectiva. También aprende a escapar de situaciones de la vida que lo deprimen.

Además, es una piedra excelente para la meditación y la introspección. Promueve la curación de heridas enterradas en lo más profundo de la mente. Ayuda a superar el trauma después de haberlo identificado y explicado.