Pulsera de lapislázuli Afganistán A (granos 5-7mm)
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BRA-LAPG-01
Origen: Afganistán
Grado: A
Pulsera compuesta por mini piedras lapislázuli enrolladas de aproximadamente 5-7mm
Los patrones y colores pueden variar de una pulsera a otra.
El lapislázuli es una de las piedras que más leyendas y mitos tiene sobre ella. Los primeros vestigios de esta fabulosa piedra azul se remontan al menos al año 7.000 a.C.
El lapislázuli es una roca metamórfica con variaciones en su composición. Perteneciente a la familia de los silicatos, el lapislázuli está compuesto de piedra caliza y aproximadamente entre un 20 y un 40% de lazurita. Es esta presencia de lazurita la que le da a la piedra su hermoso color azul intenso.
Además, también contiene vetas de pirita, que le aportan destellos amarillos. Esta pirita se ha confundido en ocasiones con el oro. En esta piedra también están presentes sodalita, calcita y augita.
El lapislázuli tiene una dureza baja de 5 a 5,5 en la escala de Mohs. A modo de comparación, el diamante tiene una dureza de 10 en esta misma escala.
El lapislázuli es una magnífica piedra azul. Cuantas menos vetas de pirita o fragmentos de calcita contenga, más valioso será.
El nombre de esta piedra proviene del latín “lapis” que significa piedra y “lazuli” que significa azur. Literalmente, la traducción de su nombre es “piedra azul”. Sin embargo, la piedra ha tenido otros nombres.
Incluso se ha llegado a confundir con el zafiro. Los más grandes geólogos y naturalistas han cometido el error. Es el caso de Teofrasto, (371 - 288 a. C.), filósofo y naturalista griego, de Plinio el Viejo (23 - 79 d. C.), escritor naturalista romano y de Georgius Agricola (1494 - 1555), padre de la mineralogía y la metalurgia. Estos últimos evocan un zafiro estrellado por este magnífico azul y estas manchas doradas.
Numerosos yacimientos arqueológicos han puesto de manifiesto la existencia de esta piedra desde el año 7.000 a.C. Se descubrieron numerosos objetos, joyas, amuletos y otros puñales. Parece que esta increíble piedra fue objeto de comercio entre Afganistán, Mesopotamia y Egipto.
Durante la Edad del Bronce (2700 a 900 a. C.), los sumerios apodaban al lapislázuli “la piedra de las piedras”. Se han encontrado magníficos artefactos en las tumbas del Cementerio Real de Ur en Irak y en el Palacio Real de Ebla en Siria. Evoca la bóveda celeste y está reservada a élites, príncipes y dioses.
En Oriente Medio y Egipto se elaboraban entonces todo tipo de objetos (estatuillas de animales, sellos, amuletos y joyas). El lapislázuli se convierte entonces en una piedra con poderosas virtudes. Más fuerte que el mal, esta piedra es el símbolo de la perfección. Se convierte en la encarnación del poder espiritual, político y físico. Luego, se utiliza para representar los ojos de las deidades. Además, la máscara de Tutankamón tiene incrustaciones de lapislázuli en las cejas.
Los romanos le atribuían beneficios afrodisíacos y lo utilizaban como antídoto contra picaduras y mordeduras de insectos o serpientes. Triturada, esta piedra se utiliza como cosmética.
En Europa, en la Edad Media, el lapislázuli se molía para elaborar ungüentos con fuertes poderes curativos. A partir de 1400, el lapislázuli se utilizó como pigmento para pintar. Lo encontramos en el cielo de la Capilla Sixtina de Roma. Este pigmento tiene un coste relativamente elevado por lo que será sustituido por un pigmento sintético en el siglo XIX.
Hoy en día, este pigmento de lapislázuli todavía está disponible y puede alcanzar un precio de 20.000 euros el kg. El precio varía dependiendo de su calidad y origen.
Los principales depósitos se encuentran en Afganistán, Egipto, etc.
El lapislázuli es una piedra de apertura a los demás. Desarrolla la comunicación y facilita los intercambios amistosos. Esto le permitirá superar su timidez. Anima a las personas a expresarse sin restricciones, sin miedo a reproches o críticas.
Esta piedra proporciona la seguridad necesaria para hacerse cargo de la propia vida y no estar más sujeto al dominio de nadie. Restaura la confianza en uno mismo y genera curación emocional.
El azul representa la serenidad: esta piedra aporta calma, reprime las emociones negativas y lucha contra el estrés. El lapislázuli ayuda a combatir la ansiedad, los miedos enterrados y los traumas del pasado. Se recomienda durante episodios de tristeza intensa.
El lapislázuli es una piedra de estimulación intelectual y artística. Desarrolla la imaginación, el ingenio y la creatividad. Por tanto, es perfecto para todas las personas que necesitan crear (artistas, escritores, autores, compositores, etc.).
Esta piedra permite a su portador transmitir ternura, bondad y felicidad. Facilita la introspección y ayuda a identificar problemas psicológicos. Da fuerza para luchar contra las causas ocultas del malestar sentido.
El lapislázuli tiene un valor inestimable en momentos complicados, como divorcios, pérdida de un ser querido, despido laboral, etc.
Pulsera de lapislázuli Afganistán A (granos 5-7mm)
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