Colección: Jade

Esta magnífica piedra, más conocida por su color verde, recibió su nombre de los conquistadores en el siglo XV. La llamaron “piedra de ijada” o “piedra para el hoyo”. El hoyo que designa la fosa ilíaca se debe a las leyendas de los nativos americanos que decían que el jade curaba los riñones y los cólicos renales. Además, también se le atribuía el poder de ahuyentar a los malos espíritus.

Esta piedra con una dureza de entre 6 y 7 en la escala de Mohs, luego dependiendo de su variedad se utiliza habitualmente para la escultura de objetos ornamentales o en joyería. Resulta que bajo este nombre de jade existen tres tipos de minerales. Su diferencia proviene de su composición, sin embargo, son muy similares en apariencia. Se trata de jadeíta, nefrita y kosmocloro.

En 1863, Alexis Damour, un mineralogista francés, diferenció dos ejemplares minerales bajo el nombre de jade. A la primera la llamó “jadeíta” y a la segunda “nefrita” procedente del latín “lapis Nephriticus” o “piedra lateral” siempre en referencia a la leyenda nativa americana. En 1897, el mineralogista alemán Hugo Laspeyre observó una tercera variedad: el kosmocloro, del alemán “kosmischle” que significa “cósmico” y “khlôr” que designa el color verde. De hecho, este mineral proviene de un meteorito que cayó en Toluca, México.

Los principales minerales que constituyen el jade son, por tanto, la nefrita (compuesta por silicato de calcio y magnesio) y el jade jadeíta (compuesta por silicato de sodio y aluminio). Aunque la jadeíta a menudo se asocia con el verde, hay una gran cantidad de otros colores, incluidos el blanco, negro, rosa, azul verdoso, verde oscuro, verde negro, azul, verde esmeralda, lavanda, rojo y naranja. El jade completamente puro es blanco; es la presencia de impurezas o inclusiones (titanio, manganeso, cromo, hierro) lo que le confiere estos colores.

El jade nefrita varía desde el blanco cremoso hasta el verde oliva oscuro, el marrón o el negro. Tiene una superficie que parece estar cubierta con un barniz ligero y liso. En China, el jade siempre ha sido considerado una piedra preciosa, es decir, "la piedra imperial". Los dos minerales, jadeíta y nefrita, que componen el jade han tenido diferentes usos. Por otro lado, la nefrita es conocida y utilizada en la antigua China. Por otra parte, en 1800 se explotó un yacimiento de jadeíta en Birmania. A partir de ese momento, la jadeíta birmana se convirtió en la forma preferida de jade imperial.

Mientras que en Occidente los diamantes, rubíes y esmeraldas representaban las piedras preciosas usadas por la gente de la nobleza, en China, los individuos de alto rango usaban piedras de jade nefrita como símbolo de riqueza.

Hace alrededor de 4.000 años, el jade se utilizaba para fabricar armas, objetos cotidianos como (tazas, platos e incluso botones), objetos ornamentales o rituales. Los egipcios ofrecían jade a su diosa de la justicia, Maat. Los celtas de Irlanda representaban a su diosa de lo femenino, Brigit, en piedra de jade.

Los griegos vinculaban el jade con las Moire, que son las tres diosas del destino, que acompañaban a los hombres desde su nacimiento hasta su muerte. Utilizaban las propiedades curativas del jade para tratar los ojos, contra picaduras de serpientes, picaduras de insectos o contra dolores de estómago.

Para los romanos, el jade se asociaba con la diosa de la tierra y la fertilidad, Bona Dea.

Pero es en China donde el jade tiene más leyendas, símbolos y usos medicinales. Representaba el poder absoluto del emperador. Tenía un cetro de jade y cada uno de sus cinco príncipes tenía una tablilla de jade. Cada año se llevaba a cabo una ceremonia y el emperador retiraba las tablillas. Si quería conservar a sus príncipes, les devolvía la tablilla. Pero también podría recuperarlos y asignarlos a otros príncipes. En la mitología china, el jade simbolizaba el esperma de dragón seco. En la boca de los difuntos ricos se colocaba una cigarra de jade, evitando así la descomposición y favoreciendo la reencarnación.

Los principales yacimientos de jade se encuentran en China.

En litoterapia, el jade chino es una piedra de la abundancia que aporta prosperidad a quien la porta. Facilita la apertura hacia los demás promoviendo la compasión, los intercambios constructivos y la empatía. Genera así comprensión y aceptación de uno mismo y de los demás.

El jade chino lucha contra el nerviosismo, el estrés, las energías negativas como la ansiedad, la preocupación y la falta de confianza en uno mismo. Provoca optimismo y bienestar. Esta piedra genera honestidad y da un sentido de justicia.

Es una piedra que facilita la introspección y que nos permite comprender ciertas culpas enterradas. Así, genera confianza y permite afrontar la vida con muchos menos obstáculos. Te ayuda a reenfocarte y escuchar tu voz interior. Es una piedra que desarrolla la intuición.

El jade chino alivia las tensiones negativas y la ira. Al experimentar dificultades o malentendidos con su hijo, pueden fomentar el diálogo y la comunicación para encontrar una solución.

Piedra de justicia y moralidad, el jade chino se usa a menudo durante las negociaciones, ya sean comerciales o personales. Dirige hacia la sabiduría y la legitimidad. Te permite desapegarte del juicio de los demás y moderar tus comentarios. Esta piedra da el coraje para afrontar las dificultades de la vida con serenidad y convicción.

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El jade es una piedra preciosa muy dura y tenaz que se utiliza en ornamentación y joyería. Su origen etimológico es español: los conquistadores del siglo XV la bautizaron piedra de ijada, literalmente piedra para la fosa (ilíaca): según la creencia india, se creía que curaba las dolencias renales y los cólicos renales, pero también ahuyentaba a los malos espíritus. En realidad, el jade se refiere a dos minerales distintos que pueden tener una apariencia similar: jadeíta y nefrita. El jade nefrita está compuesto esencialmente de nefrita, un silicato de calcio y magnesio bastante común del grupo de los anfíboles. Jade jadeíta compuesto esencialmente de jadeíta, un silicato de sodio y aluminio del grupo de los piroxenos, más duro, más denso, más raro y considerado más precioso.

Los beneficios: Meditación, alegría, amor, paz y armonía.

Signos astrológicos: Cáncer, Acuario, Tauro, Géminis, Capricornio.

Chakra: en todos los chakras.