Colección: Amatista

Durante miles de años, la amatista se ha utilizado ampliamente en orfebrería. Esta piedra combina muy bien con el oro. Además, durante muchos años la amatista tuvo el mismo valor que el diamante. Luego, se descubrió una cantidad muy grande de amatistas en América del Sur, lo que redujo considerablemente su valor.
En el antiguo Egipto, esta piedra se utilizaba para tallar sellos y amuletos. Los soldados los llevaban para no tener miedo. También tenía el poder de hacer llover durante las sequías.
Pero el nombre de esta fina piedra es de origen griego. Methystos significa embriaguez y el prefijo “a” indica represión, por lo que la amatista está vinculada a la sobriedad. Varias leyendas hablan del origen de la amatista, pero las más conocidas son las de Amethystos.
En la mitología griega, Dioniso, dios del vino y la borrachera, es un dios famoso por sus excesos y locura. Un día se enamoró perdidamente de Amethystos, una joven ninfa. Él la deseaba fuertemente y comenzó a cortejarla. Pero Amethystos quería permanecer casto y rechazó los avances de Dioniso. Amethystos recurrió a Artemisa, diosa de la caza, en busca de ayuda. Artemisa decidió protegerla y la transformó en una estatua de cristal blanco. Loco de rabia y humillación, Dioniso arrojó vino sobre la preciosa estatua y ésta comenzó a adquirir un intenso y puro color púrpura.
Otra versión de esta leyenda dice que Dioniso, tras varias humillaciones a manos de humanos, decidió vengarse. Arrojó tigres a los humanos. El primer encuentro fue con Amethystos, una bella y dulce joven. Entonces Artemisa, diosa de la caza, la transformó en una estatua de cuarzo blanco para protegerla de la ira de Dioniso. Lamentando su estallido de violencia, derramó vino sobre la estatua en señal de ofrenda. La estatua adquirió entonces un magnífico tono púrpura.
En el cristianismo, la amatista era símbolo de pureza y humildad, porque José le regaló una a María. Esta piedra también representa el amor. De hecho, San Valentín, el sacerdote que dio origen a la fiesta de los enamorados, siempre llevaba una magnífica amatista alrededor del cuello. Entre los cristianos, la amatista también representa el símbolo de la fidelidad. De hecho, todos los obispos del Vaticano llevan un anillo con una amatista, lo que significa su dedicación a la Iglesia.
En la época del Renacimiento, Leonardo da Vinci la utilizó para reprimir sus pensamientos negativos y permitirle potenciar su inteligencia creativa. Anotó este uso de la amatista en uno de sus preciosos cuadernos.
En el pasado, entre los nobles se utilizaban cálices de amatista para combatir los intentos de envenenamiento en los banquetes. O sucedió que el vino se vertió en copas de amatista. Esto acentuaba el color del vino y permitía al invitado reemplazar el vino con agua cuando se emborrachaba. Esta explicación ayuda a comprender por qué se sabe que la amatista lucha contra la embriaguez.

En litoterapia, la amatista ayuda a controlar las pasiones irracionales y ahuyenta los pensamientos obsesivos. La amatista calma la ansiedad y la ira y permite el reequilibrio mental.
La amatista es la piedra de la sabiduría y la humildad. Promueve la elevación espiritual, la concentración y la meditación. Estimula la imaginación, la creatividad, la claridad mental y la serenidad.